jueves, 6 de mayo de 2010


El Komondor es un perro que llama la atención por su impresionante constitución: grande y fuerte, de cuerpo cuadrado y cabeza poderosa. Los miembros son difíciles de apreciar bajo su abundante y enmarañado pelaje, que también oculta los ojos casi en su totalidad. Tiene la cola insertada baja y curvada. Pese a su complexión es un perro ágil que se desplaza con ligereza. Pelaje: largo y áspero, muy espeso y trenzado. De longitud especialmente larga en los cuartos traseros. Color: Blanco crudo.

Con el Komondor hay que tener paciencia, pues es un perro rústico y difícil de educar. Sin embargo no debe dejarse a su aire, ya que con mano firme pero suave el can se muestra sumiso y obediente. Necesita grandes espacios para hacer ejercicio y su peculiar pelaje requiere muchos cuidados. Puede ser esquilado pero nunca peinado o cepillado.

Es un perro rústico y valiente, que se mantiene vigilante incluso en su continuo estado de semisomnolencia. Por la noche se despierta y vigila atentamente, pero ladra con poca frecuencia. Es muy inteligente y lleva su fidelidad hasta la muerte. No es sencillo de educar, pero se muestra tolerante y manso con los niños.


Se cree que procede de los perros de guarda húngaros del siglo IX. Antiguamente fue pastor, dedicado a la protección de los corderos contra los salteadores, lobos y osos. Cuando aumentaron las estepas húngaras cultivables y los ganados tuvieron que limitarse a pequeños campos la función del Komondor perdió importancia. Su extinción habría sido segura de no ser por el interés de los criadores.


Por su fuerza y agilidad es muy adecuado para proteger a los rebaños contra los salteadores y alimañas. No es cariñoso ni sumiso, sino más bien independiente, así que no es aconsejable como perro de compañía casera, al menos no en ciudad, a la que no se adapta fácilmente.



Pros:
- Leal.
- Buen vigilante.
- Inteligente.
- No muda el pelo.

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